AGR by de Prado explica los aspectos fundamentales a tener en cuenta para una elección óptima del momento de recolección.
Tras las tórridas tardes de agosto, la brotación del olivar vuelve a dar buena cuenta del estado fisiológico del árbol y es que, para nosotros, septiembre vuelve a ser como una efímera primavera ya que muchos de estos nuevos brotes junto a los que ya aparecieron tras el invierno, serán el soporte para la aceituna de la campaña 25/26.
Nuestro olivar ya superó una primera fase de la formación de la lipogénesis, biosíntesis lenta, donde se formaron los lípidos más estructurales que son coetáneos al endurecimiento del hueso. Ha sido desde primeros de septiembre hasta noviembre cuando se produce de forma rápida y exponencial la mayor cantidad de aceite dentro del fruto, fase de biosíntesis acelerada.
Aunque los meses de julio y agosto nos permiten despistarnos conscientemente con el volumen de riego, lo que en el sector llamamos “riegos deficitarios controlados”, estamos en la última etapa de esta carrera de fondo para la cual, la cantidad de agua aportada cobra una gran importancia ya que va a traducirse directamente a aceite. En el caso de los secanos, el pico de producción de aceite lo alcanzaremos unas semanas después de las primeras lluvias de septiembre-octubre. No debemos olvidar la relación directa que existe entre la fertilización con potasio y la formación del aceite ya que para obtener 1.000kg de aceitunas, se precisan entre 20-25Kg de potasio que ayudará a la optimización de la fotosíntesis con la apertura de estomas, la movilización de azúcares para ser convertidos en lípidos; o mejorará la tolerancia al estrés entre otros.
Entonces, ¿a más agua en el suelo, mayor cantidad de rendimiento graso? Si atendemos al rendimiento de grasa sobre seco (GMS), donde el % de aceite se compara con el de la cantidad total de materia seca (sin agua), llegará un momento en el que la aceituna sea incapaz de sintetizar más aceite (consecuencia de la bajada invernal de temperaturas), alcanzando una producción máxima que suele coincidir con la fase final del envero. Este momento es fácil de identificar con la curva de acumulación de aceite sobre seco (GMS), es el momento en que la curva se vuelve plana. Independientemente, la curva que hace el rendimiento graso (sujeto a la humedad) puede seguir fluctuando al alza o a la baja ya que dependerá de las lluvias o riegos.
En AGR, y desde el prisma y la experiencia que nos ofrece el Grupo De Prado, el proceso de formación del aceite y la aceituna lo estudiamos muy de cerca en las plantaciones de nuestros clientes. Todo comenzará durante la primavera, cuando hagamos diversas inspecciones visuales del estado de la floración del olivar, la afección de las plagas como el Prays y la existencia o no de abortos por condiciones climáticas adversas.
Primer aforo
Tras esto, y ya en el mes de junio, procedemos a realizar el primer aforo de aceitunas descargando manualmente cinco olivos georreferenciados cada 50 hectáreas, las cuales deberán ser representativas en la explotación. Es en el mes de julio y agosto, tras pasar la fase de endurecimiento del hueso, cuando reducimos el riego hasta un 40% (el árbol entra en el paro estival), las altas temperaturas provocarán el cierre de los estomas, menor actividad metabólica y la producción de aceite se ralentizará. Sin embargo, a comienzos de septiembre, debemos aplicar el resto de la dotación hídrica autorizada para esa campaña que habíamos reservado mediante el riego deficitario controlado con objeto de alcanzar la cantidad potencial de aceite que una aceituna puede producir en el caso de los regadíos.
Será en la primera semana de septiembre cuando hagamos el segundo aforo de descarga de nuestros olivos. Este es el más fiable puesto que la aceituna ya tendrá un peso unitario próximo al peso del momento de recolección y nos permitirá hacer una estimación del volumen de kg/ha que tendremos por parcela. Aunque no siempre se cumple, llegado este momento, asumiremos que el rendimiento graso de la aceituna será de entorno a un 15% lo que nos va a permitir tener una estimación de cómo de bien o mal nos habrá salido el año.
Por último, y a partir de la segunda semana de septiembre, empezaremos a mandar a nuestro laboratorio muestras representativas por parcela o finca de 1kg de aceituna con una periodicidad semanal. Así conoceremos la evolución del % de materia grasa y contenido de humedad.
Cruzando la información obtenida de los análisis periódicos de nuestro laboratorio junto con la planificación de los tiempos en la industria y la demanda del mercado que marcarán el precio al que nos van a liquidar el aceite, desde AGR ayudamos a nuestros agricultores en la toma de decisiones para identificar el momento idóneo de la fecha de la recolección para obtener el máximo precio y calidad posible del aceite.